Amaya
El Pan, Pan.Nos gusta el pan. Nos gusta mucho. Pero solo nos gusta el buen pan. Para comerlo solo, para acompañar, para empujar, para rellenarlo...
Amasados con mimo, fermentados sin prisa y cocidos en horno de leña. Un cuidado proceso para conseguir panes que saben y huelen a los cereales de los que provienen. Que saben y huelen a pan, pan.
Materias primas
Seleccionadas
En los panes Amaya priman las materias. Gracias a la cuidada selección de harinas, levaduras y semillas conseguimos elevar este alimento histórico a la condición de producto gourmet al mismo nivel que el vino, el queso o el aceite. Panes de consumo diario de alta calidad y precios razonables. Panes gourmet accesibles.
Los artesanos
del valle de la Sakana
La Sakana es un valle navarro enmarcado por espectaculares montes de hayedos y robledales. Territorio con siglos de tradiciones, historia y arte donde tres generaciones de panaderos venimos honrando una filosofía única desde 1964: panadería artesana comprometida con nuestra tradición, nuestra cultura y nuestro entorno natural.
El pan de Alsasua
El pan es un hecho cultural, la patria de cada uno. Amaya es conocido como “el pan de Alsasua”. Porque en nuestros panes hay historia, formulaciones, recetas; hay rasgos de etnografía, de cultura, de folklore. Y eso se transmite a su sabor, su olor, su textura, sus propiedades…
Panes AMAYA: la gran familia
Las personas que formamos Amaya somos una gran familia. Como nuestros panes. En Amaya tenemos un pan para cada ocasión. Panes que maridan con todo tipo de alimentos y en todo tipo de situaciones. Una infinidad de especialidades de pan de alta calidad que nos hace ser un referente en nuestra zona de actuación
Hornos de piedra que marcan la diferencia
Nuestros hornos son el centro del obrador, donde elaboramos pan cada día. Desde nuestra tradicional barra rizada de pan blanco a panes de hamburguesas, pasando por Hogazas, Sobados, Rústicos, Panes con cereales o Integrales.
El obrador: el alma de Amaya
Cada día, la actividad fluye en nuestro obrador. Hornos de piedra funcionando al 100%, trabajadores portando bandejas con las mayores exquisiteces de un lado a otro, masas madre fermentando y temporizadores advirtiendo de que, en Amaya, no se para.